
Encadenados al silencio,
burlamos fieles el tiempo,
que acallar... no consigue,
el latir de nuestros verbos.
¡Sepultarnos!... quisieran,
mas aún vibran las vísceras
de esta ilógica locura.
Se torna la palabra escritura,
anclandose; en nuestras venas
no hay mas febril condena,
que la de un amor prohibido,
no ha de hallar, lugar el olvido
en donde no habiten sus ojos.
Ni siquiera puede el enojo...
amortajar, este sentir bendito
arraigado en lo mas hondo
de este piélago infinito.
En el oceano de la vida...
a la deriva, sobrevive un poema,
sorteando la bravura de un mar
que engullirlo quisiera.
Mas no han de ahogar sus entrañas
estas ultimas palabras de aliento,
¡con lealtad!... las escolta el viento
complice, de nuestras lágrimas...
Derechos de autor: María del Carmen Tenllado
(Damablanca)
Vaya amiga, como siempre pienso de tí, magistral poema donde se entremezcla el dolor, la pena, la alegría el amor, todos los ingredientes que conlleva la vivencia de un prohibido amor que al final, se queda en eso, en prohibido, y que pasa a la historia con la eternidad de unos besos por bandera que vivieron ya su tiempo.
ResponderEliminarPreciosas letras amix, escritura mágica que desprende tu pluma, niña, mis besos navideños.
Buenas tardes, Mari Carmen. Celebro que hayas decidido mantener aún este poema... Ya sabes que te comenté que a mí me gustó mucho, y que es una gran composición, si bien a ti no te acabó de gustar. Como me dijiste tiempo ha: "simple"... A mí no me lo parece, desde luego. Simple, quiero decir.
ResponderEliminarUn gran saludo, abrazos y un besazo. Cuídate, niña.
José Antonio
Damita amiga, extraodinario poema, un placer ha sido volverte a leer y dejame felicitarte por tu precioso blog, exquisitamente engalanado, cariños Guada.
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