J uan Ramón Molina, nacisteis bajo el hado de una fugaz estrella,
U n mes de abril... al abrigo de las mágicas montañas hondureñas.
A nte la amorosa mirada de una madre, que os acunaría risueña;
N utristeis vuestra feliz infancia, entre travesuras e historietas.
R econocido por vuestros valores, hombre de gran dignidad,
A nte los menos favorecidos siempre demostrasteis tener caridad
M irando al mundo defensivo, ¡como sable… vuestra leal pluma!
O ceanos recorristeis, siendo con ello el vate, que divisó más lunas.
N adie logró jamás doblegaros, rebelde fuisteis desde la cuna.
M odernista, visionario, político y periodista, condenado a ser silencio,
O lvidado en el inhóspito exilio, conocisteis las espinas del infierno.
L ejos quedarían los tiempos, en que las palabras embestían sus flechas
I ndomable intelecto, atado a una gran sensibilidad, ya maltrecha…
N oviembre se hizo eco de la tragedia, vuestro cuerpo inerte aparecería
A nunciando el adiós de una vida, cuya única ambición, fue donar su
poesía.
Fecha 20-may-2013 15:25 UTC
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