Ambos entraron en aquel diminuto ascensor, tras un
inesperado apagón de luz, sintió el aliento agitado de aquel desconocido que
comenzó a explorar su cuerpo sin la más mínima delicadeza. Excitada por la situación la joven no opuso
resistencia, dejando abierta la entrepierna frente a la ferviente amenaza que
la embestía... Al volver la luz
comprendió que tan sólo dormía.
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