¡Heme aquí postrada! ante la grandeza de la nada,
vos que me esculpisteis, para reverenciar vuestro credo,
deshojo mis anhelos en plegarias que os invocan,
aúllo como una loba evocando vuestro cielo,
secas yacen las cuencas de mis ojos
mi corazón en el seno de un pozo de sollozos
despeñado por vuestra arrogancia
hilvanasteis una melodía de falsas alabanzas
que a los pies de mi dolencia gravita
el corazón ajado una súplica recita
y otra noche me mortifica esta infinita espera
malditos fantasmas que revoloteáis ¡marchad!
Decidle que tan solo mendigo una lágrima de lealtad
¡Tan solo una lágrima! de inmaculada pureza
que retorne a mis ojos su frescura,
volviendo a ser la cuna donde hallar su hermosura
aunque sé; que mi locura yace indefensa de argumentos
y mis delirios, se hallan junto al pedestal de un sueño,
maldito precio es el que adeudo,
por entregarme a la fascinación de vuestros versos.
¡Envenenada el alma postula la última pócima
que reviva mi estampa o la conduzca a la fosa....!
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Derechos de autor...María del Carmen Tenllado Yuste
(Damablanca)
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